¡¡Buenas
Familia!!
Por
fin me decido a sentarme un rato y escribiros unas líneas para contaros cómo
van las cosas por aquí.
Por
aquí las cosas van bastante bien, aunque cada día no deja de ser una lucha
continua. La verdad es que este último tiempo ha sido un tiempo intenso lleno
de cambios. Por una parte ha estado el nacimiento de Ana, donde una vez más el
Señor se ha cubierto de gloria y me concedió el regalo, por una parte de ser
atendida por dos matronas españolas en prácticas, y por otra de estar en la
habitación con una chica que camina en una comunidad de Budapest. Para mí ha
sido un signo de que Dios es fiel y siempre está conmigo, tanto en los momentos
fáciles como en los difíciles. Por otra parte, a la semana siguiente de nacer
Ana, tuvimos la convivencia del final de catequesis. Fue un regalazo. Vinieron
6 hermanos, todos jóvenes, y 5 siguen caminando en la segunda comunidad. Son
muy majos y han ayudado a reforzar la comunidad que ya había. Nosotros seguimos
caminando con ellos cada miércoles y es una suerte poder vivir el camino con
ellos, ya que para ellos todo es nuevo y lo viven de un modo muy especial.
Ahora estamos volviendo a hacer catequesis, ayer fue el primer día. Estamos contentos, porque, aunque eso supone tener todos los días de la semana alguna cosa, vemos que los primeros beneficiados somos nosotros. Ayer vinieron 11 personas.
Ahora estamos volviendo a hacer catequesis, ayer fue el primer día. Estamos contentos, porque, aunque eso supone tener todos los días de la semana alguna cosa, vemos que los primeros beneficiados somos nosotros. Ayer vinieron 11 personas.
Otro
cambio importante que hemos tenido es el tema del trabajo de Daniel. Éste ha
sido un tema peliagudo en el que el demonio ha querido jugar bien sus cartas.
La verdad es que el Señor nos ha ayudado mucho y hemos vivido este tema
bastante bien, aunque, como he dicho antes, el demonio no ha estado indiferente
y ha sido una batalla continua. Una vez más hemos visto como Dios está con
nosotros, y nos ha ayudado a encontrar este nuevo trabajo donde recibe
reclamaciones, principalmente telefónicas, en italiano y en español. El
trabajo, aunque no es de lo suyo, no está mal, y aunque cobra muy poco (más o
menos lo justo para pagar a la propietaria del piso) vemos como el Señor es,
como yo digo siempre, el maestro de los puzzles, ya que este puesto de trabajo
se ha creado justo ahora.
Como
había empezado a decir antes, estas Navidades han sido un tiempo difícil de
lucha. Por una parte yo estaba un poco flojilla, física y espiritualmente
(supongo que es normal después del parto, pero a veces me daba por llorar sin
saber muy bien porqué, o me sentía que ser madre de 7 niños, relativamente
pequeños, me venía demasiado grande, aunque la verdad es que esa lucha la sigo
teniendo casi a diario). Por otra parte, Daniel también pasó una época bastante
mal, porque se sentía muy solo en la misión, ya que, al ser los únicos
extranjeros aquí en la comunidad… Aunque el tiempo fuerte de batalla fue muy
duro, ahora vemos que es importante, porque nos ayuda a conocernos a nosotros
mismos y a conocer qué es lo que nace de nuestro corazón. Además el Señor, que
conoce nuestros sufrimientos y no le son indiferentes, nos ha hecho un regalo
que nos ha llegado por sorpresa… se incorpora a la comunidad un matrimonio
italiano de unos 70 años, que viene a reforzar la misión y a ayudar al cura …
Para nosotros es una alegría poder recibirlos aquí. Ahora, precisamente, han
venido unos días a Budapest para buscar casa y para conocer la misión y la idea
es trasladarse después de pascua. Por otra parte, hay otro cambio, ya que el
sábado pasado salió a sorteo una chica italiana de unos 25 años que viene
también para reforzar la misión y acompañar a la otra "chica" (una
mujer de 76 años) que está con nosotros … Así que se avecinan cambios
importantes en la misión, ya os iremos contando.
Por
último, queríamos comentaros un poco lo de la audiencia con el Santo Padre de
la semana pasada. Fuimos invitados a asistir con unas dos-tres semanas de
antelación y en un principio veíamos muy difícil el poder ir, Pero al final,
como pasa siempre en las cosas del Señor, las cosas fueron solucionándose y
finalmente pudimos ir. Fue un viaje relámpago; llegábamos a Roma hacia las 8:30
del mismo viernes por la mañana y el sábado a las 12:30 salía el avión de
vuelta a Budapest, pero ha sido muy intenso. Ha sido regalo tras regalo… y
sobretodo las palabras de aliento del Santo Padre y la bendición que recibió
nuestra hija Ana. Para nosotros ha sido
un sello que nos confirma en la misión. A mí, concretamente, me llegó mucho
cuando dijo: "yo hoy confirmo vuestra llamada, sostengo vuestra misión y
bendigo vuestro carisma", porque yo, que como siempre, estoy en lucha, veo
que el Señor me llama a estar aquí, aunque a veces me sienta sola, aunque me
pese el no poder expresarme correctamente a causa del idioma, a pesar de mi
orgullo, Cristo me dice, yo sostengo tu misión. También me emocionó cuando dijo
lo de que bendice mi carisma porque, muchas veces veo que el ser madre de 7 me
supera, porque no llego a todo lo que me gustaría, porque veo que no sé hacerlo
bien, etc. y cuando dijo eso, se me hizo presente que unos minutos antes
acababa de bendecir a Ana, y sentí que realmente en este momento mi verdadero
carisma es el de la maternidad, y que, como todo carisma, es algo al servicio
de los demás, en este caso de mis hijos, y no es una elección, es un don que
Dios me da y me lo bendice. Quizá suena a tontería, pero me reconfortó mucho y
me ayudó.
Un beso muy fuerte a todos
--
Daniel y Ana,
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