Mi tercera
experiencia en África ha estado marcada por sensaciones y contrastes. Ha
llegado el momento de revivir situaciones, de guardar recuerdos e identificar
sensaciones, ésas que me ayudarán a descubrir lo que he sentido.
Durante mi
estancia en Ruai he podido compartir mi tiempo de trabajo con los niños de la
escuela y con un grupo de madres solteras.
Con los niños
disfruté realizando actividades manuales, cantando canciones y bailando. Nunca
me deja de sorprender su alegría por descubrir y realizar algo nuevo por
pequeño que sea, su constante sonrisa y su enorme gratitud. Ellos consiguieron que
recordara con emoción mi primer viaje.
Alegría y
dulzura es lo que sentí cuando pude comprobar cómo gracias al proyecto de
apadrinamiento que lleva a cabo Ameafrica, esos 12 niños tienen la oportunidad
de tener una educación y una comida diaria. Gracias a ese granito de arena esos
niños podrán tener un futuro mejor. Basta una de sus sonrisas para ver su
agradecimiento.
Con el grupo
de madres solteras tuve la oportunidad de enseñarles bolillos. Durante dos
semanas, las cinco mujeres, pudieron aprender los puntos básicos, hacer marcadores
de libros y pulseras de bolillos. Todo ello con el objetivo que les pueda
ayudar en un futuro a mejorar las labores que realizan este grupo de madres
solteras.
Con ellas he
sentido un cúmulo de sensaciones. Sorpresa por tener la sensación que el tiempo
se había detenido, sólo necesitaron un par de clases para recordar lo
aprendido. Alegría y gratitud por descubrir cómo el material continuaba
guardado esperando volver a ser utilizado y valorar lo desconocido. Respeto
hacia las cinco mujeres que durante dos semanas asistieron diariamente a las
clases, agradecer el sacrificio por su asistencia a clase, ya que muchas de
ellas necesitaban de ese tiempo para trabajar.
Pero este ha
sido un viaje de contrastes. Alegría por encontrarme con gente conocida y hacer
nuevos amigos y emoción por descubrir realidades difíciles.
Gratitud y
emoción es lo que sentí cuando la gente de Ruai nos obsequió con sus mejores
frutas y productos. En ellos vi el valor de la amistad, la hospitalidad, la entrega
absoluta…., dar lo mejor que tienen sin esperar nada a cambio.
Emoción es
volver a visitar a los niños enfermos de sida. Admirable es el trabajo realizado
por su directora. Como admirable es sacar adelante a 41 niños con sus problemas
y enfermedades. En ella vi la lucha y la entrega de una madre por sacar a sus
hijos adelante. Y emoción es ver el trabajo en los invernaderos, ver el fruto
del trabajo bien hecho.
Ternura, pobreza,
emoción al límite.., me estremeció la visita al orfanato de niños
discapacitados. Niños donde sus vidas difíciles por naturaleza, aún se
dificulta más naciendo en ese lugar. Niños con precariedad en sus necesidades
básicas, rechazados por sus familias, ausentes de la realidad en la que les ha
tocado vivir. La inocencia reflejada en sus ojos…y su situación precaria…te
provoca ternura. Valentía es lo que transmite su directora, demostrando que
haber nacido diferente no impide luchar duro por cambiar la vida de esos niños
que un día fueron abandonados. Admirable es ver el resultado de sus trabajos,
salvamanteles y pulseras, cuyos beneficios de las ventas les ayudan a
subsistir. Nuestra visita y ayuda fue un pequeño soplo de aire fresco en una
situación límite. Después de visitarlos sólo puedes dar gracias a Dios.
Cada situación
vivida, por insignificante que sea, ha sido un aprendizaje enriquecedor. Han
pasado cinco años desde que naciera el proyecto de Ameafrica. Durante todo este
tiempo hemos tenido la oportunidad de aportar nuestro granito de arena a las
personas necesitadas. Gracias a que un día descubrí y conocí África, hoy formo
parte de ella. Gracias.
IM PRE SIO NAN TE!!! Admiro vuestra valentía y vuestro coraje y vuestras ganas de ofrecer vuestra vida a los demás. Un beset germaneta. Te vullc.
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