La Comunidad de las
Bienaventuranzas, familia eclesial de vida consagrada presente en
Segorbe-Castellón por su rama seglar desde 2004, acoge en su casa de Bangui,
República Centroafricana, a 80 refugiados por el golpe de estado, y solo
dispone de víveres hasta el sábado.
El primer día se refugiaron en
el convento más de trescientas personas, asustadas por los disparos que se oían
muy cercanos. Al día siguiente una buena parte se atrevieron a regresar a sus
hogares, aunque durante la noche se siguieron oyendo detonaciones muy cercanas.
Ayer, quedaban 80 personas que
comparten con los miembros de la Comunidad de las Bienaventuranzas la comida
disponible, pero con la preocupación que no queda más allá del sábado y que
sigue siendo peligroso salir de la casa para buscar alimentos, sin contar que
los comercios han sido saqueados. La situación sigue por tanto muy delicada, a
la que se añade los cortes de electricidad y agua corriente.
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