
El virus no entiende de fronteras, de ahí la importancia de
erradicarlo a nivel mundial. Los países europeos ya están en alerta por
posibles contagios de la llamada cepa india. Una de las cuestiones que más
preocupan es si esta variante es más contagiosa que la inglesa, la predominante
en el continente europeo.
La situación es tan preocupante que España recomienda no
viajar a la India y pide que los turistas regresen cuanto antes. Quien no
piensa volver a casa y apuesta por seguir al lado de aquellos que más están
sufriendo con dureza el covid-19 es el misionero Álex Díaz, sacerdote de
la diócesis de Segorbe-Castellón, quien ha servido como vicario en las
parroquias de Santa María y de El Carmen de Castelló, y fue párroco de Nuestra
Señora de los Ángeles de Betxí. Allí estuvo antes de marcharse, hace cuatro
años, a Calcuta para acompañar a las Misioneras de la Caridad, conocidas por su
fundadora, la Madre Teresa de Calcuta.
Desde allí, donde su tarea es servir a los más pobres,
responde a las preguntas de Mediterráneo sobre la virulencia del covid en esta
zona y sobre cómo vive el avance de la pandemia en este país que creía haber
pasado lo peor del virus ahora que ya podían vacunarse los mayores de 45 años.
«Entre la gente que conozco, empezó a haber casos desde los primeros días de
abril y han ido en aumento. Cada vez hay más zonas y más familias afectadas.
Además, esta vez ha llegado a las zonas rurales, que se habían mantenido al
margen», explica, al tiempo que resalta que, al igual que él, son muchos «los
que estamos pasando el virus sin grandes contratiempos, aunque, también hay
personas que sufren las complicaciones. Desde hace un par de semanas, el
problema es que los hospitales no tienen capacidad».
«Esta situación actual era la que nos temíamos hace un año.
Sorprendía que, en la India, el coronavirus no había sido tan agresivo y
contagioso. De hecho, desde hacía varios meses se había vuelto a una vida casi
normalizada», narra este párroco de la diócesis.
«La población en las grandes ciudades, la falta de espacio
en los hogares, ciertas costumbres, convierten a la India en un lugar con
factores de contagio masivo», prosigue este misionero ordenado hace una
década, quien constata que es «muy difícil aislar a los contagiados dentro de
las casas, ya que, entre los más pobres, los hogares solo tienen una habitación
compartida por toda la familia».
«La gente en este país está acostumbrada a situaciones
difíciles y, por tanto, llama la atención la entereza y paciencia con que
asumen el dolor y la muerte. Más allá de algunas situaciones críticas, donde
vemos imágenes alarmantes, llama la atención la serenidad en medio de tanto
sufrimiento», asegura.
Hindúes, musulmanes y cristianos elevaban la mirada al
cielo. «Todos rezaban según sus costumbres. Esto va unido a la mentalidad
india; en gran parte por la cultura hindú que tiene un aspecto fuerte de
resignación: saben que hay cosas que no están en nuestras manos».
Estos días está recibiendo mensajes de muchos fieles de
Castellón, en especial de las parroquias donde ha ejercido el sacerdocio. «Estoy
muy agradecido por la cercanía, oración y muestras de cariño de la gente,
empezando por nuestro obispo, don Casimiro López. La pandemia ha puesto de
relieve la necesidad que tenemos los unos de los otros para ayudarnos»,
explica.
Por último, hace un ruego «al Santísimo Cristo de la Piedad
de Betxí y a la Mare de Déu del Lledó para que nos cuiden y nos saquen pronto
de esta».
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