“La misericordia se va aprendiendo”
Juan y Mª Amparo
educan y transmiten la fe a sus hijos en un contexto particular. Desde 2007
viven como familia misionera del Camino Neocatecumenal en Concepción, 400 km al
sur de Santiago, la capital de Chile. La sencillez, el trabajo pastoral, el
testimonio, la dependencia de la Providencia son el marco en el que sus gemelos
de 11 años aprenden y ejercen la misericordia.
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¿Cómo
se educan los hijos en la misericordia?
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Los padres ejercen la misericordia con los
hijos, fundamentalmente, con la corrección, que no quiere decir dar un cachete.
Así les muestran el amor quetienen con ellos, en especial mientras los niños
están en una etapa de formación.Otra forma es a través del amor y el perdón.
Cuando los hijos piden perdón por algo que han hecho mal, veo que ahí también
nace la misericordia. Y si yo les he pedido perdón, veo cómo han tenido misericordia
conmigo. Eso es importante: pedirnos perdón en la familia, en el matrimonio,
porque es decir que hay otra oportunidad para volver a comenzar.
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¿Cuál
es el origen de esta dinámica educativa?
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La misericordia es algo que se va
aprendiendo. A nosotros, como padres, nos ha ayudado mucho experimentar la
misericordia que Dios ha tenido con nosotros. Con los hijos a menudo estamos
corrigiendo lo mismo; igual Dios con nosotros: nuestros pecados son
prácticamente siempre los mismos, y Dios nos muestra su misericordia yamor. En
la medida que lo experimentemos, lo podremos transmitir a los hijos.
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En
vuestra misión de evangelización en Chile, anunciáis la misericordia a gente
con muchas dificultades. ¿Cómo la acogen?
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Una vez fuimos a visitar casa por casa
para invitar a las catequesis de adultos. En una de ellas, un hombre empezó echar sapos y culebras hacia el
párroco. Pero frente al rechazo, lo único que uno puede hacer es amar. Poco
tiempo después se hizo una procesión que pasó por ahí. ¡Cuál fue nuestra
sorpresa cuando vimos que el vecino había salido! Pensamos que es porque se sintió
amado.
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Amor
y misericordia es el rostro de Dios.
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Anunciar el amor de Dios es otra forma de
misericordia. Hay sufrimientos que no puedes paliar con cosas materiales; a
menudo podemos pensar que desprenderse de algo es hacer misericordia, pero
muchas veces basta con una palabra de ánimo, sobretodo cuando uno no tiene
donde mirar. Y allí eso se experimenta mucho: Hay tantísima necesidad del
anuncio de la Buena Noticia porque el sufrimiento viene por la falta del amor de
Dios, y no de falta de bienes materiales.
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