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jueves, 27 de noviembre de 2014

Rosario Navarro, una jubilación plena al servicio de los futuros sacerdotes

REDACCIÓN. Castellón.
Tiene 76 años y vuelve a irse de misión. Rosario Navarro ya tuvo una primera experiencia cuando, después de fallecer su esposo en 2005, estuvo al servicio del Seminario Internacional Misionero Redemptoris Mater de Costa Rica durante un trienio. Regresó para atender a su hija, enferma de cáncer, hasta el final acaecido en julio pasado. Ahora, sin ningún otro vínculo en Castellón que necesite de su cuidado, ha decido seguir al servicio de los futuros sacerdotes, y esta semana se incorpora al equipo del seminario de Ébora, en Portugal, donde estudian una docena de seminaristas.


Navarro explica que, en su primera experiencia, le motivó el deseo salir de si misma: “Al año de faltar mi esposo quise hacer algo que no fuese solamente estar preocupada por mi”. A través de la primera comunidad Neocatecumenal de Santo Tomás de Villanueva, en la que participa desde hace años, se propuso para ser enviada en misión, y así llegó a América: “No tengo facilidad para expresarme y pensé que podría hacer algo aunque no se me viese, que eso es lo que más me gusta. En el Redemptoris Mater de Costa Rica ayudé en tareas de costura y en todo lo que se necesitase, ya que se estaba fundando. La experiencia fue buenísima, y mientras estaba allí se ordenaron dos sacerdotes y ahora se ordenarán dos más de los 26 seminaristas que estudiaban”.

En su nueva aventura misionera, explica la motivación que la mueve: “Quizás no sea muy espiritual, pero las dos veces que me he levantado para ir en misión lo he hecho por agradecimiento al Señor”. Sus palabras no son dichas a la ligera: su hijo, afectado de una enfermedad cerebral, murió a los 30 años, después su esposo y ahora su hija. “Puede quien lo vea escandaloso –explica Rosario Navarro- pero no es que esté agradecida a Dios porque se los haya llevado, sino porque me ha permitido estar con ellos y cuidarles”. Y concluye: “El Señor me llama a dar el tiempo que me queda por una labor”. Y con 76 años vuelve a irse de misión.


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