Han pasado
cuatro años desde mi último viaje a Ruai. Tenía mucha ilusión por volver a
encontrarme con sus gentes. Fue muy emotivo el reencuentro con personas tan
queridas como Fr. Tony (nuestro primer párroco y coordinador de los proyectos),
Charles y Margaret (matrimonio que nos permitió compartir su hogar en nuestro
primer viaje), Martha y Marcelina “Mamá Gongo” (que se ocuparon entonces de
cuidarnos) y tantas personas que nos permitieron una estancia feliz entre
ellos…
Ha sido muy
gratificante conocer a otras personas que están ahora al frente de la parroquia
y de la escuela. Nuestro agradecimiento especial al párroco Fr. León que se
desvivió por nosotros y nuestra seguridad; así como a Fr. Paul, Fr. Boniface,
Douglas y James que nos sirvieron de intérpretes; a Eveling que nos ayudó con
sus clases de inglés y a las personas que nos cuidaron en la casa con la
comida, la limpieza y seguridad. También a las hermanitas que dirigen la
guardería, al equipo directivo, profesores y todo el personal de la escuela.
Gracias a Fr.
Tony pudimos disponer de un vehículo para poder desplazarnos los diez
componentes de Ameafrica a Nairobi y a otros lugares.
Nuestro
trabajo en la escuela ha sido diferente a otros años. Este año, al disponer de
una sala grande, decidimos trabajar con todos los niños juntos (pero divididos
en tres grupos), así salían de sus aulas para diferenciar el estudio de las
actividades lúdicas. Creo que ha sido positivo porque entre nosotras nos hemos
apoyado y hemos notado más el respaldo de los maestros.
Agradezco al
resto de compañeros la buena convivencia que ha reinado y espero que para todos
haya sido una experiencia tan gratificante como lo ha sido para mí. ¡Muchas
gracias! ¡ASANTE SANA!
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