Antes del verano, los niños de la parroquia de Benasal,
recogieron un dinero para las misiones. Finalmente este dinero se envió a
Concepción (Chile).
Publicamos la carta que la familia en misión envía como
respuesta a los niños de Benasal:
Queridos niños:
Somos
Juan, Mari, Miguel y Saray, familia que está en misión en Concepción, Chile
desde Noviembre de 2007 y queremos daros las gracias por este donativo que
habéis realizado a favor de esta misión. Creo que la mejor forma de agradeceros
este don recibido es contaros un poco, brevemente, nuestra experiencia en la
misión y contaros que es lo que hacemos.
Primero
os contaré de donde nos viene esta vocación a la cual el Señor nos llamó como
familia. Siendo Miguel y Saray pequeños, unos tres años, Mari y yo estábamos en
una convivencia donde sentimos que el Señor nos llamaba a hacer su voluntad de
una forma especial poniendo nuestras vidas en sus manos abandonándonos a
el por completo y por agradecimiento a Dios así lo hicimos. Pero no
fue inmediata nuestra partida, pasaron unos meses hasta que nos llamaron y por
sorteo nos tocó Chile a una ciudad llamada Concepción. ¿Sabéis donde está
Chile? Muy lejos, exacto.
Por
otro lado, nuestra misión no es hacer ningún tipo de obra social como por
ejemplo, colaborar en un comedor social, ni en hospitales, ni escuelas. No es
esa nuestra misión.
Nuestra
misión es mas básica y esencial. Consiste en vivir como familia cristiana, es
decir, una familia donde se de y se vea el Amor de Dios, en el matrimonio, con
los hijos y de los hijos hacia los padres. Pero no como un ideal o un moralismo
si no, mas bien, con nuestros pecados, debilidades y defectos, pero también con
las virtudes, habilidades y todo el amor con que seamos capaces. Pues somos
humanos no máquinas. Por eso estamos viviendo en medio de una población normal,
con gente normal, aunque en muchos casos es gente que vive en pobreza. Nuestra
misión consiste en hacer presente en medio de esta gente que es posible
equivocarse y poder perdonar, ser amado en nuestros defectos, por que Dios nos
quiere cuando no somos muy buenos, hacemos cosas malas, cuando no obedecemos a
nuestros padres o nos enfadamos por cualquier cosa.
Claro
que alguno, a lo mejor, puede pensar: “Bueno, pero para eso no hace falta irse
tan lejos”. Correcto. Pero la misión requiere de algo mas. Es necesario que uno
se desprenda, que lo deje todo por seguir a Cristo y vivir la experiencia de
que Dios es Padre y no nos abandona sino que provee. Esta es la mejor de las
experiencias que Dios es nuestro Padre y cuida de nosotros. Por ejemplo cuando
el 27 de febrero de 2010 tuvimos un terremoto de gran magnitud y un tsunami
donde murió mucha gente, se derrumbaron casas incluso con el tsunami muchas
casa de la costa quedaron totalmente arrasadas, saquearon supermercados,
farmacias y todo tipo de tiendas, a nosotros el Señor nos cuidó mucho y aunque
la situación era de mucha precariedad, sin agua para beber ni poder lavarnos,
escasa comida y sin poder cocinar, nosotros estabamos contentos y en paz
confiando en el Señor.
Yo
aquí voy haciendo algunos trabajillos. He hecho encuestas para la universidad,
he trabajado montando cortinas, haciendo comida y luego ir a venderla, y ahora
representando algunos productos para venderlos, esto me deja tiempo y
disponibilidad para las catequesis que solemos dar por la tarde-noche.
Miguel
y Saray, nuestros hijos, van a un colegio donde muchos de sus compañeros no
tiene una familia bien constituida; padres separados, madres solteras. Lo que
mas les llama la atención a los niños chilenos es la forma de hablar. Dicen que
“los españoles hablamos lindo”. A Miguel le encanta jugar a fútbol con sus
amigos del cole y a Saray le encanta jugar con sus amigas en el recreo al
escondite y cosas así. Ellos están contentos de estar en la misión aunque se
acuerdan mucho de los abuelos y sus primos, que por cierto son mas de veinte
(he perdido la cuenta). Cuando queremos ver y hablar con nuestra familia lo
hacemos a través de “Skype”. Menos mal que existe la tecnología y podemos
utilizarla para estas cosas, es una gran ayuda para los que tenemos gente
lejos.
Cada
año o cada dos años procuramos viajar a España para estar con la familia y
también con nuestra comunidad en la parroquia donde nació nuestra vocación a la
misión.
Para
terminar solo os diré que los mas beneficiados de la misión somos nosotros
mismos, viendo como el Señor va delante de nosotros precediendo y preparándonos
para ser verdaderos cristianos. Estamos muy contentos en la misión.
Bueno
me despido de vosotros y de nuevo os agradecemos que os acordéis de nosotros.
El
Señor os recompensará con paz y alegría en vuestra familia.
Un
abrazo muy fuerte y besos.
Juan,
Mari, Miguel y Saray
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